Probablemente mis orígenes rurales, y rurales de pueblo pequeño, hacen que no me termine de acostumbrar a la cantidad ingente de personas que viven en una ciudad tan grande como Madrid. Para mí, no representan ningún problema compartir ciudad con 4 millones de personas, pero ¿Por qué van siempre esas 4 millones de personas donde yo voy? Es francamente frustrante pensar en la cantidad de veces que uno se ha quedado sin poder entrar a un concierto, o simplemente al cine, porque sólo se le ocurrió llegar con una hora y media de antelación, si es que…
Este post debería ser para comentar el concierto que ayer dio en Madrid Christina Rosenvinge, pero por desgracia, no se me ocurrió comprar la entrada por internet, sino presentarme allí bien tempranito para adquirirla en mano, sorpresa la mía, cuando el inmenso portero de la Joy me dice “Se han agotado las entradas“. Uno se queda con cara de tonto en la puerta pensando ¿Cuántos modernos hay en Madrid? Porque ni la Rosenvinge es ídolo de masas ni Joy Eslava es una sala especialmente pequeña, sobre todo para que se agoten las entradas con casi dos horas de antelación.
Y es que ayer se me vinieron a la cabeza todos esos fantasmas de las múltiples colas que he hecho desde que llegué aquí, y no es que fuesen colas para ver el estreno de la última película de Star Wars, no, es que si un domingo por la noche decides ir al cine a ver una película danesa de 1955 (Ordet), en blanco y negro, en danés y subtitulada, y en un ciné de incomodos asientos, te encontrarás que la cola da la vuelta a la manzana, y con suerte(yo la tuve) podrás sentarte en la segunda fila. Pero es que da igual lo que hagas, todavía recuerdo las kilométricas colas para acceder a La Radio Encendida, el concierto de Vetusta Morla en la Sala Live!, ver un monólogo de Piedrahita, La Noche en Blanco (esto es caso aparte) ó simplemente comprar unas entradas para el cine un domingo por la tarde, y descubrir al llegar a la taquilla que de las cuatro salas, tres tienen el aforo completo.
La primera vez que sufrí una de estas colas me dijeron: Madrid + Espectáculo gratuito = Aglomeración de gente. Desafortunadamente es una máxima que se cumple a rajatabla, y a veces incluso se extiende a “Madrid + Espectáculo no muy caro = Aglomeración de gente”. Y es que como dice un conocido “En Madrid pones un cartel de gratis y la gente empieza a hacer cola detrás”, les da igual lo que haya.
Este post pretende presentar mi educada indignación y frustración ante una ciudad con una agenda cultural envidiable, pero con una población que desborda toda actividad que se realice.
Gracias a José Luis y Joaquín cuyas frases inspiraron este post, así como este otro post que también pretendía ser una crónica de un concierto de Christina Rosenvinge y acabó siendo una brillante disertación sobre la vida y los conciertos.
Pd: Dirigido a WEA, sello de Christina. Visto la sobredemanda de entradas ¿No estaría bien dar otro concierto, al estilo Nacho Vegas?
Pd: Dirigido al Tio la Vara: Ven y cruje a tós los modernos.